Las prácticas contemplativas, que a menudo involucran la introspección, la meditación y la oración, han sido una parte fundamental de casi todas las tradiciones religiosas del mundo. Estas prácticas tienen como objetivo desarrollar la conciencia, la comprensión profunda y la conexión con lo divino o el universo. A continuación, se presentan ejemplos de prácticas contemplativas en diversas tradiciones religiosas:
Budismo:
- Meditación Vipassana: Una técnica de meditación que busca cultivar una profunda conciencia del momento presente.
 - Meditación Zen (Zazen): Una práctica de meditación sentada que se centra en la observación de los pensamientos y sensaciones.
 - Meditación Metta: Una práctica de cultivar amor y bondad hacia uno mismo y hacia los demás.
 
Cristianismo:
- Oración Contemplativa: Una oración en silencio que busca cultivar una relación personal con Dios.
 - Lectio Divina: Una práctica de lectura meditativa y reflexiva de las Escrituras.
 - El camino de la cruz: Una devoción que contempla los eventos de la Pasión de Cristo.
 
Hinduismo:
- Japa: La repetición meditativa de un mantra o nombre divino.
 - Meditación Yoguica: Varias formas de meditación que se originan en las tradiciones yoguicas, como la meditación chakra o Kundalini.
 
Islam (Sufismo en particular):
- Dhikr: Una práctica de repetición de los nombres de Dios o frases cortas de devoción.
 - Muraqaba: Meditación o contemplación sufí, similar en cierto modo a la meditación budista.
 
Judaísmo (especialmente en la Cábala):
- Hitbodedut: Una forma de meditación en la que el individuo se aisla para hablar con Dios.
 - Estudio de la Torá: En un contexto meditativo y reflexivo.
 
Taoísmo:
- Meditación Taoísta: Que busca alinear al individuo con el Tao, o el camino natural del universo.
 - Tai Chi y Qigong: Prácticas que combinan movimiento, respiración y meditación para cultivar el chi (energía vital) y armonizar cuerpo y mente.
 
Religiones Indígenas:
- Las prácticas varían ampliamente, pero a menudo incluyen formas de meditación, canto y danza para conectarse con el mundo espiritual, los antepasados o las deidades de la naturaleza.
 
Estas prácticas contemplativas, aunque se manifiestan de diferentes maneras en cada tradición, comparten objetivos similares: profundizar la conexión con lo divino, cultivar la conciencia y la comprensión, y promover el crecimiento espiritual y la transformación personal. Es interesante observar cómo, a pesar de las diferencias culturales y teológicas, las tradiciones religiosas de todo el mundo han reconocido la importancia y el valor de la introspección y la contemplación en el camino espiritual.

